Mi llegada a este planeta fue por el mismo año que nació el país de Israel. Crecí en Bogotá, Colombia, en un hogar de buenas costumbres, conducta y disciplina. Esto nos dio a mis hermanos y a mí un gran sentido de responsabilidad.
En el año 1983, luego de un episodio muy doloroso, entregué mi vida a Jesús. Empecé a congregarme en la Misión Carismática Internacional en Bogotá, con los pastores César y Claudia Castellanos. Les estoy siempre agradecido por la confianza que pusieron en mí al permitirme dar mis primeros pasos en el ministerio de eventos. Permanecí por once años en la MCI, trabajando a tiempo completo los últimos cuatro años de ese período.